Cigarrillo, un factor de riesgo cardiovascular

Además de la EPOC y el cáncer de pulmón, el consumo de cigarrillos constituye un importantísimo factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

La incidencia de enfermedad de las arterias coronarias en los fumadores es tres veces superior a la del resto de la población; y la mortalidad por esta afección es aproximadamente 70% más elevada en comparación con la de la población general.

Las mujeres son más vulnerables a los efectos negativos del tabaco sobre el corazón, en particular si además usan métodos de anticoncepción hormonal.

En ambos sexos el riesgo aumenta proporcionalmente a la cantidad de cigarrillos fumados diariamente y al número de años en los que se mantiene el hábito. No obstante, el consumo de pocos cigarrillos en forma intermitente y la exposición pasiva al humo del tabaco también se asocian a un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular.

  ¿Cuáles son los mecanismos de daño? 

Son varias las causas que contribuyen al daño cardiovascular basado, fundamentalmente, en alteraciones de la circulación que impiden un adecuado aporte de sangre a órganos tales como el músculo cardiaco, el cerebro y los riñones

  • Vasoconstricción arterial
  • Engrosamiento y estrechez de las arterias
  • Disminución del colesterol bueno (HDL-colesterol)
  • Aumento del colesterol malo (LDL colesterol) y los triglicéridos
  • Aumento de la capacidad de formación de coágulos sanguíneos
  • Reducción del oxigeno trasportado por la sangre

 

Los dos componentes del cigarrillo más directamente relacionados con las complicaciones cardiovasculares son el monóxido de carbono y la nicotina.

 

   Enfermedad cardiovascular asociada al tabaquismo 

  • Hipertensión arterial
  • Ateroesclerosis
  • Infarto de miocardio
  • Muerte súbita
  • Accidente cerebrovascular
  • Enfermedad arterial periférica (claudicación intermitente, impotencia sexual)
  • Aneurisma de la arteria aorta

 

En los varones  fumadores el infarto de miocardio puede aparecer en promedio diez años antes en comparación con los no fumadores.

 

La cesación del hábito tabáquico tiene una repercusión positiva sobre la salud cardiovascular con disminución de morbilidad y la mortalidad por afecciones vasculares cardiacas, cerebrales y periféricas. En términos generales el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular se reduce a la mitad después de un año sin fumar y continúa disminuyendo en los años siguientes

 

Los beneficios de dejar de fumar son mayores en los más jóvenes con menos duración de la adicción, menos prolongada y/o menor número de cigarrillos consumidos.