Crisis asmática severa prolongada

La crisis asmática severa prolongada, antes conocida como “mal asmático”,  refiere a una crisis persistente por varias horas con respuesta deficiente al tratamiento broncodilatador.

Este tipo de crisis suele afectar a pacientes que no cumplen adecuadamente con el tratamiento habitual del asma, cambian por decisión propia el esquema terapéutico indicado por el médico o se automedican con sedantes.

 

   Factores de riesgo  

  • Crisis grave previa
  • Internación hospitalaria en el último año
  • Abandono del tratamiento
  • Manejo inadecuado de la enfermedad
  • Desajustes en el tratamiento
  • Trastornos psicológicos

  ¿Cómo se manifiesta?  

  • Disnea intensa
  • Taquicardia
  • Transpiración profusa
  • Palidez y ojeras
  • Coloración azulada (cianosis) en la punta de los dedos, la lengua y los labios
  • Interrupciones del habla para “tomar aire”
  • Desaparición de la tos y las sibilancias
  • Cansancio extremo
  • Sueño
  • Confusión
  • Agitación

 

La medición del flujo pico durante la crisis severa de asma muestra valores inferiores a 150 l/minuto

 

   ¿Cómo evoluciona?  

La crisis asmática severa prolongada solamente puede tratarse en el ámbito hospitalario ya que requiere administración de oxígeno, y en ocasiones, ventilación asistida; este tipo de crisis se asocia a un importante riesgo de mortalidad.

 

   Métodos de diagnóstico  

 

Gases en sangre

La medición de gases en sangre o gasometría evalúa la concentración de oxígeno (O2) y de dióxido de carbono (CO2) en la sangre.

Esta prueba también determina el pH, es decir la acidez o alcalinidad de la sangre

Las condiciones médicas capaces de alterar la concentración de gases en sangre y el pH son múltiples, por lo que se trata de un procedimiento ampliamente difundido en la práctica médica. Ejemplos del uso de la gasometría son las enfermedades respiratorias, afecciones renales, enfermedades metabólicas (diabetes descompensada), diarrea o vómitos profusos.

 

Procedimiento

  • Para mediciones aisladas  se realizan extracciones de sangre, generalmente arterial; más frecuentemente de la arteria radial en la muñeca.
  • Cuando se requiere una evaluación continua de la oxigenación se utiliza la medición transcutánea de la saturación de oxigeno (SpO2). Si bien este parámetro no determina la concentración de oxigeno habitualmente una SpO2 del 90% equivale a 60 mmHg de “presión arterial de oxigeno” (PaO2).

 

   Indicaciones de la gasometría en trastornos respiratorios  

Enfermedades respiratorias

  • EPOC.
  • Asma.
  • Neumonía.
  • Fibrosis pulmonar.
  • Tromboembolismo pulmonar.
  • Evaluación de los resultados del tratamiento.
  • Estimación de la necesidad de oxigenoterapia crónica.

Condiciones que puedan afectar la función respiratoria

  • Insuficiencia cardiaca
  • Politraumatismos
  • Shock
  • Infecciones generalizadas
  • Accidente cerebrovascular
  • Afecciones que comprometen los músculos respiratorios (esclerosis lateral amiotrófica, síndrome de Guillain Barré, miastenia)
  • Anestesia
  • Exceso de sedación
  • Ventilación mecánica
  • Exposición al monóxido de carbono

 

Las alteraciones de la concentración de los gases en sangre o el pH, o ambos,  comprometen el funcionamiento del sistema nervioso central, corazón y riñones.