Tabaquismo y esquizofrenia

La prevalencia del consumo de tabaco en pacientes con esquizofrenia es dos a tres veces superior a la hallada en el resto de la población.

En comparación con los fumadores de la población general, aquellos con esquizofrenia presentan una alta dependencia de la nicotina, una elevada prevalencia de antecedentes de haber fumado alguna vez,  y de haberse iniciado en el hábito antes del diagnóstico de su trastorno psiquiátrico.

 

¿Por qué fuman?

Algunos componentes del humo del tabaco aumentan el metabolismo hepático de los medicamentos antipsicóticos como la clozapina y la olanzapina. De este modo, fumar, disminuye la respuesta a la medicación y los pacientes requieren una dosis mayor para alcanzar la misma eficacia. Algunos estudios clínicos muestran que  la dosis de neurolépticos que reciben los fumadores es un 30% mayor que la de los no fumadores. Una dosis más alta incrementa los efectos secundarios.

 

Existe una hipótesis, basan en experimentos en animales de laboratorio, que sugiere que fumar sería para estos pacientes como una modalidad de auto-medicación. La nicotina aumenta la dopamina en el cerebro activando el sistema de recompensa y reforzado la conducta adictiva. También se plantea que mediante este mecanismo la nicotina disminuiría los efectos adversos de los psicofármacos (disminución de la actividad motriz, falta de atención, etc.). Pero estas hipótesis no se han constatado en ensayos clínicos en humanos.

 

Cesación del hábito tabáquico

En los individuos con esquizofrenia, fumadores, los resultados del tratamiento para dejar de fumar son pobres.

La terapia sustitutiva con parches de nicotina resulta efectiva pero la escasa motivación de los pacientes compromete la adherencia.

 Por ello, se considera mejor adoptar una estrategia flexible que contemple la disminución del consumo.