El trabajo y la salud respiratoria

La exposición reiterada y por tiempo prolongado a ciertas partículas presentes en el ambiente laboral puede provocar un conjunto de enfermedades pulmonares –Enfermedad pulmonar ocupacional- cuyos efectos perduran incluso después que ha cesado dicho contacto. Pero, también, una única exposición de importante magnitud a un agente peligroso puede dañar los pulmones.

 

Estas enfermedades constituyen una causa muy importante de incapacidad laboral, transitoria o permanente, y de grave deterioro de la calidad de vida; asimismo, representan un gasto considerable para los sistemas de salud.

 

  ¿Cómo se adquiere una Enfermedad pulmonar ocupacional? 

Las partículas, formadas por una combinación de polvo, polen, moho, minerales, cenizas y hollín, se hallan en fábricas, minas, obras de construcción y también en la agricultura. Están suspendidas en el aire y al inhalarse se acumulan en las vías respiratorias. Cuanto más fina es la partícula más fácil ingresa a la vía aérea y llega a la profundidad de los pulmones.

 

Las enfermedades pulmonares ocupacionales se pueden clasificar según el tipo de partícula inhalada:

  • Polvos inorgánicos minerales: silicosis, neumoconiosis del minero del carbón y enfermedades relacionadas con la exposición al asbesto (amianto).
  • Gases irritantes, humos y sustancias tóxicas en general.
  • Inhalación de polvos orgánicos (neumonitis por hipersensibilidad): pulmón de granjero, pulmón del cultivador de hongos, bagazosis (caña de azúcar, entre otras.          
  • Asma ocupacional.

El grado de penetración y la magnitud del depósito de partículas guardan relación con las características de la partícula, la función pulmonar, las propiedades ambientales de humedad y temperatura, el tipo de actividad laboral, el tipo de exposición, la magnitud de la contaminación atmosférica y la comorbilidad con enfermedades pulmonares preexistentes.

 

Fumar aumenta el riesgo de desarrollar algunas de las enfermedades pulmonares ocupacionales, dificulta el tratamiento y  empeora su evolución.

 

 

  Prevención  

La mejor prevención es evitar la inhalación. Para ello es necesario reducir la emisión de partículas o impedir el contacto con las vías respiratorias mediante el uso de mascarillas. Es importante saber que no cualquier mascarilla es válida, sino que existen parámetros que las adecuan al tipo de partícula.

En las personas que trabajan en ambientes de riesgo se recomienda la evaluación periódica, incluyendo la de función del pulmón mediante una espirometría, para detectar a tiempo cualquier complicación. También es conveniente contar con personal experimentado en salud laboral para que examine el ambiente de trabajo  en búsqueda de condiciones de riesgo

 

 

Según señala la Asociación Americana del Pulmón las enfermedades pulmonares profesionales son la primera causa de enfermedad relacionada con el trabajo y se pueden prevenir.