EPOC

En comparación con la población sana los pacientes con EPOC manifiestan con mucha mayor frecuencia síntomas tales como ardor en el centro del tórax o regurgitación y disfagia, además usan medicación para aliviar los síntomas de reflujo ácido. Estas variables son evidencias de una asociación con reflujo gastroesofágico (RGE)

Se ha informado una prevalencia de RGE de aproximadamente 27% en pacientes con EPOC, que asciende al 50% en casos de EPOC grave.

Fisiopatogenia

El mecanismo por el cual se interrelacionan ambas enfermedades conforma un círculo vicioso en el cual la EPOC puede favorecer el RGE y, el RGE puede causar y hasta incrementar los signos y síntomas de EPOC

 

EPOC        RGE

 

  • Alteración de la coordinación del ciclo respiratorio respecto de la deglución
  • Incremento del trabajo respiratorio
  • Aplanamiento del diafragma
  • Incremento de la presión intraabdominal
  • Incremento de la presión intratorácica negativa
  • Disminución del tono del esfínter esofágico inferior
  • Prolongación del tiempo de contacto esofágico con el ácido asociado al uso de teofilina, agonistas Beta- 2 y  corticoides orales

 

 

La EPOC es un factor de riesgo de RGE

  

RGE        EPOC

Inflamación de la vía aérea

 

El reflujo ácido duplica el riesgo de experimentar exacerbaciones de EPOC

  

Factores de riesgo de comorbilidad EPOC/RGE:

  • Edad avanzada
  • Sexo femenino
  • Tratamiento farmacológico de EPOC

 

Abordaje terapéutico

Si bien la mayoría de los pacientes no tienen síntomas de enfermedad por RGE, éste puede constatarse mediante pHmetría.

 

El tratamiento del reflujo resulta en una mejoría significativa de los síntomas de EPOC. Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) constituyen los fármacos supresores del ácido más eficaces, son el estándar de oro para el tratamiento del RGE. Las preparaciones tradicionales se administran en una única toma diaria antes del desayuno, durante  aproximadamente ocho semanas y luego se disminuye la dosis paulatinamente hasta la suspensión completa. Este esquema suele ser efectivo para aliviar los síntomas esofágicos de ERGE pero la respuesta es menos satisfactoria cuando se trata de las manifestaciones extraesofágicas de la enfermedad.

Evitar el impacto negativo del RGE sobre las vías aéreas requiere, en términos generales, dosis más altas, usualmente fraccionadas en dos tomas (una dosis antes del desayuno y otra antes de la cena), y por tiempo más prolongado (hasta seis meses). El inconveniente de este esquema es la adherencia al tratamiento, con frecuencia el paciente “se cansa” y lo abandona o no lo cumple exactamente como se le indicó, lo cual lleva al fracaso.

Recientemente se ha incorporado al mercado farmacéutico el dexlansoprazol MR. Este medicamento se ha desarrollado con tecnología de liberación retardada dual modificando la liberación del principio activo. De este modo, una única toma logra controlar la secreción ácida durante todo el día.

Entre los efectos adversos a largo plazo se mencionan disminución de la absorción de hierro, magnesio y vitamina B12, y aumento el riesgo de infecciones intestinales. Para evitar estos inconvenientes es fundamental que el tratamiento sea supervisado por un médico.

 

Los IBP pueden ser de venta bajo receta o libre. 

Es fundamental que el tratamiento sea supervisado por un medico 

  

Medidas generales

Además del tratamiento farmacológico los pacientes deben modificar su dieta (comer porciones más pequeñas y con mayor frecuencia, evitar grasas, chocolate, mate, café, salsas y picantes, bebidas alcohólicas, gaseosas) y controlar su peso si es que existe indicación para ello. Además, están indicadas otras medidas antirreflujo (elevar la cabecera de la cama, recostarse en decúbito lateral izquierdo, no acostarse hasta 3 horas después de haber comido, no realizar ejercicios abdominales después de comer, no utilizar prendas ceñidas a nivel abdominal)