Sarcoidosis Rev. Junio 2015

La sarcoidosis es una enfermedad multisistémica de etiología desconocida que puede comprometer cualquier órgano o sistema en el cuerpo.

Se caracteriza por la acumulación de  células inmunitarias que distorsionan los tejidos del órgano afectado formando estructuras conocidas como  “granulomas no caseificantes”.

 

Afecta a personas de ambos sexos, preferentemente menores de 50 años de edad, con un pico máximo entre los 20 y 39 años. 

¿Por qué se produce?

Aunque se desconoce su origen se plantea como una posible causa desencadenante la exposición a antígenos aéreos en individuos genéticamente predispuestos.

 

Manifestaciones clínicas

En más del 90% de los casos se comprometen los pulmones y los ganglios linfáticos del mediastino; la piel (25%) y los ojos (30%), en forma aislada o combinada. Además se pueden afectar el sistema nervioso, hígado, corazón y articulaciones

La sarcoidosis suele asociar síntomas de compromiso del estado general como astenia, sudoración nocturna y pérdida de peso.

 

Formas clínicas

Aguda o síndrome de Löfgren: se caracteriza por agrandamiento de los ganglios linfáticos mediastinales, fiebre, dolores articulares, y una manifestación cutánea conocida como “eritema nodoso”.

Los casos leves no requieren tratamiento, aunque los síntomas se pueden aliviar con antiinflamatorios no esteroideos. El pronóstico es excelente.

Crónica con períodos asintomáticos: se inicia con síntomas de malestar general. El diagnóstico suele ser casual en el contexto de una radiografía del tórax de rutina.

No siempre es necesario realizar tratamiento. Cuando está indicado se basa en corticoides. Otras opciones son metotrexato, azatioprina o cloroquina. El 60% alcanzan la remisión en los primeros 10 años, con escasa o nula consecuencia en los órganos afectados; en aproximadamente el 50% la remisión se produce en los tres primeros años.

Crónica progresiva: abarca el 5% de los casos; conlleva fibrosis pulmonar e insuficiencia respiratoria grave; deterioro cardiaco o neurológico

 

La sarcoidosis tiene un mejor pronóstico que otras enfermedades del intersticio pulmonar. Tiene una alta frecuencia de remisión espontánea y la evolución crónica es poco frecuente.