Alcohol

Tradicionalmente se reconoce como consumo normal de alcohol beber hasta  40 gramos por día en el hombre y hasta 20 gramos/día en las mujeres (1 vaso de vino, un cerveza = 10 gramos; un trago = 20 gramos). Más allá de estos valores se encuentran las categorías de consumo de riesgo, perjudicial, excesivo y la dependencia del alcohol.

Hace unos pocos años ha surgido la modalidad del  “alcohol inhalado”. Se trata de vaporizar el alcohol mediante la ayuda del oxigeno puro suministrado por un tubo de oxigeno sanitario, pequeñas botellas de aire comprimido o máquinas personales. Luego se lo almacena en tubos de ensayo y se hacen cócteles de diversos colores y sabores en base a vodka, whisky, etc., que los clientes inhalan con boquillas. Estos cócteles se conocen en España como oxy shots  o chupitos de alcohol inhalado, y en Estados Unidos e Inglaterra como AWOL (Alcohol without liquid, alcohol sin líquido).

Quienes lo promocionan resaltan que “no engorda”, lo cual es erróneo ya al igual que al beberlo un gramo de alcohol aporta 7 calorías. Tampoco es cierto que su consumo este exento de resaca. Algunos de los síntomas de resaca se deben a mecanismos que no dependen de la vía de consumo como por ejemplo sus efectos sobre el sistema nervioso y la deshidratación causada por un aumento de necesidad de orinar.

Autoridades sanitarias de muchos países consideran que la inhalación de alcohol convierte a esta sustancia en una “droga dura”


  Daño del aparato respiratorio  

El efecto directo más perjudicial sobre la salud respiratoria es el compromiso de la capacidad para defenderse de las infecciones.

La inhalación de alcohol disminuye la capacidad del epitelio de las vías respiratorias para “barrer” las bacterias y eliminarlas. Por otra parte se altera la función de los macrófagos, células encargadas de destruir a las bacterias.  

Otro de los factores que favorece la neumonía en estos pacientes es la aspiración del vómito debido a las alteraciones de la conciencia causadas por la depresión del sistema nervioso central.

La malnutrición también facilita las infecciones pulmonares


También se afectan las funciones pulmonares respiratorias. Se han realizado experiencias en animales y se halló que la inhalación de alcohol se saocia a alteraciones del tejido pulmonar (atelectasia) y bronquitis crónica.

Otro de los efectos dañinos del alcohol, relacionado con su ingesta, deriva de la cirrosis hepática. Como consecuencia de la enfermedad del hígado la red de vasos sanguíneos que integran la circulación pulmonar se modifica. La fibrosis pulmonar es una de las consecuencias de estos cambios.

Las personas que beben alcohol antes de dormir suelen tener trastornos del sueño, ronquidos y apnea del sueño. Esto es consecuencia de los efectos del alcohol sobre los centros respiratorios del sistema nervioso central y de la relajación de los músculos de la garganta que obstruyen el paso del aire.

Cuando se administra por vía inhalatoria, al obviar el metabolismo hepático el alcohol se asimila entre 10 y  15 veces más rápido que por la vía oral. Esta rápida llegada al cerebro propicia un estado de ebriedad casi instantáneo que aumenta el riesgo de depresión neurológica con coma etílico y aspiración del vómito con neumopatía aspirativa.