Paro cardiorrespiratorio

El paro cardiorrespiratorio (PCR) es una emergencia. La detención súbita de la actividad cardiaca y respiratoria determina una caída aguda del transporte de oxígeno a los tejidos, por debajo de los niveles compatibles con la vida.

 

En el caso de un paro respiratorio, el corazón y el aire contenido en los pulmones continúan, por unos minutos, supliendo de oxigeno a la sangre y manteniendo la oxigenación del cerebro y otros órganos vitales. Al cabo de este período se añade invariablemente el paro cardíaco, por falta de oxigeno en el músculo cardiaco.

La insuficiencia respiratoria aguda puede causar hipoxia con apnea (detención de la respiración)

Las drogas, el alcohol y los medicamentos con acción depresora del sistema nervioso central determinan hipoventilación alveolar

En el caso de un paro cardíaco, la circulación se detiene y todos los órganos quedan instantáneamente privados de oxígeno. La fata de oxigeno en los centros respiratorios del sistema nervioso determina la cesación de la respiración; en algunos casos puede haber una respiración agónica e ineficaz.

Las arritmias cardiacas son la causa principal del paro cardiaco

Medicamentos como los antidepresivos tricíclicos, los digitálicos, las teofilinas, la amiodarona pueden causar arritmias

 

  Resucitación cardiopulmonar  

El proceso de resucitación se divide en tres etapas:

En la primera etapa lo fundamental es mantener el flujo de sangre oxigenada mientras se revierte el paro cardiorrespiratorio.  Estas maniobras pueden ser realizadas por cualquier persona.

Inicialmente es necesario conservar la permeabilidad de la vía aérea. Para ello se debe hiperextender el cuello, llevando la cabeza hacia atrás; desplazar hacia adelante de la mandíbula inferior y abrir la boca.

Luego se aplica respiración boca a boca, manteniendo la nariz comprimida.

La tercera maniobra es el masaje cardíaco externo. Con el paciente yaciendo sobre una superficie plana y firme; el reanimador debe colocar sus manos en la mitad inferior del esternón manteniendo los brazos rectos y aplicar presión.

Cuando el reanimador es sólo una persona se alternandos respiraciones lentas con 15 compresiones torácicas; si los reanimadores son dos se alterna una respiración lenta con 5 compresiones torácicas. 

La segunda etapa requiere conocimientos médicos y un contexto hospitalario para identificar el mecanismo del paro y restaurar la circulación espontánea.

Cuando la recuperación no es rápida se ingresa a la tercera etapa en la cual es frecuente recurrir a medidas como la ventilación mecánica  y otras específicas de resucitación cerebral en casos en que el enfermo permanezca  en coma. Es habitual, en esta situación, preguntar por el pronóstico del enfermo, particularmente respecto de la posibilidad de recuperación y secuelas. Lamentablemente aún no es posible emitir un pronóstico de total certeza.

 

  Evolución y Pronóstico  

Un 30% de los pacientes es resucitado exitosamente en el sitio mismo del suceso; de este porcentual un 70% ingresa vivo al hospital y aproximadamente un 30% se va de alta.

 

Lamentablemente en un 70% de los pacientes las maniobras iniciales son ineficaces y a pesar de continuarse durante el traslado sólo un 7% se mantiene con vida hasta llegar al hospital. De este grupo sobrevive apenas un 0,4% y, frecuentemente, con secuelas neurológicas.

 

La edad avanzada, la comorbilidad, la causa del paro cardiorrespiratorio y el tiempo que se demore en iniciar las maniobras en el sitio del evento y en trasladar al paciente a un centro de salud son factores determinantes de la evolución.