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50º Congreso de Neumosur (Asociación de Neumología y Cirugía Torácica del Sur)

14-16 Marzo

Jaen, España

Publicaciones FAT


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Cáncer de pulmón y tabaco: un lazo de amistad

Antes de 1900 el cáncer pulmonar fue considerado como una "curiosidad médica". En la tercera década del siglo XX médicos alemanes empezaron a publicar trabajos que mencionaban cierta relación entre el hábito de fumar cigarrillos y ello dio lugar al inicio de una cruzada contra el tabaquismo. En 1940 se señaló que el extraordinario aumento del uso del tabaco era la causa más importante de la creciente incidencia de cáncer pulmonar. En la Segunda Guerra Mundial, el cáncer de pulmón devino en la segunda causa de muerte, precedida por las acciones militares. 

En 1948, una vez terminado el conflicto bélico, el Medical Research Council de Gran Bretaña fue alertado por expertos en estadística del enorme y reciente aumento de muertes por cáncer de pulmón. Fue entonces que esta institución encomendó a Sir Bradford Hill y a Sir Richard Doll la confirmación de este dato y la identificación de la causa. En ese tiempo el 80% de los hombres fumaba y se consideraba este un hábito inofensivo. Ambos especialistas pensaron que la causa más probable era la contaminación (hollín de las chimeneas, industria automotriz) pero aun así entrevistaron a 650 hombres internados en hospitales de Londres con sospecha de cáncer u otros padecimientos. Obtenidos los  diagnósticos definitivos de los pacientes notaron un claro predominio de cáncer de pulmón en los fumadores. Los resultados se publicaron en 1950 en revistas científicas junto con notas en diarios y radios sin que ello llamara la atención del público, ya que siempre algún otro colega ponía en duda los hallazgos. Todos fumaban y los medios de comunicación recibían grandes cantidades de dinero en concepto de publicidad del tabaco. Tampoco el gobierno tomó medidas al respecto hasta que, en febrero de 1954, el ministro de salud de Inglaterra anunció que el gobierno reconocía el vínculo entre el tabaco y el cáncer de pulmón. Aun así, los fumadores, incluyendo médicos, no querían, no podían imaginar o se rehusaban a creer que el hábito fuera dañino para la salud. Una encuesta de opinión pública realizada por la empresa Gallup en 1958 encontró que solo el 44% de los estadounidenses creía que fumar causaba cáncer. En 1962, el Royal College of Physicians emitió un informe que vinculaba fumar cigarrillos con la muerte y, a mediados de los años 70’ se aumentaron los impuestos al tabaco. 

Richard Doll y Bradford Hill fueron los primeros que demostraron una relación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón 

Paralelamente, Estados Unidos hacía sus propias investigaciones y en 1964 se emitió un Informe advirtiendo a la comunidad médica y al público general que fumar provocaba cáncer. Ese mismo año el Director General de Salud Pública Luther Terry confirmó esta relación en su Informe sobre Salud y Tabaco, basado en la revisión de 7.000 artículos científicos. Frente a la contundencia de las evidencias, en 1965 el Congreso de EE.UU. exigió que todos los paquetes de cigarrillos llevaran advertencias relacionadas con el daño a la salud; en 1970 el presidente Richard Nixon prohibió las publicidades de cigarrillos en radio y televisión. En una nueva encuesta Gallup en 1968 el porcentaje de estadounidenses que reconocían una relación entre el cáncer de pulmón y el tabaquismo aumentó al 78%.

El llamado informe Brown y Williamson presentado ante el Congreso de EE.UU. en el año 1995, contenía información secreta que denunciaba que detrás de la vigorosa defensa de la inocuidad del producto las grandes compañías tabacaleras conocían, desde hacía 30 años, el poder adictivo, el efecto cancerígeno y el aumento de la mortalidad asociados el consumo de tabaco; su desprecio por el sufrimiento de las personas había sido y era  tal que añadieron sustancias para reforzar el poder adictivo; dirigieron sus esfuerzos publicitarios a los jóvenes usando imágenes como el conocido camello (Camel®) o los cowboys (Marlboro®), y hasta representaciones de médicos.

Wayne MacLaren, Eric Lawson, David Millar, David McLean y Dick Hammer, protagonistas de las publicidades de Marlboro, fallecieron de enfermedades pulmonares