En los Estados Unidos el acto de prescribir inhaladores plantea diversas cuestiones. Muchos de estos productos, vitales para tratar asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, se asocian a dudas sobre su impacto en el medio ambiente, la salud pública y la economía.
Los inhaladores de dosis medidas contienen hidrofluoroalcanos (HFA), que tienen un potencial de calentamiento global más de 1000 veces superior al del dióxido de carbono. Estos dispositivos representan alrededor del 90% de las prescripciones de inhaladores en EE. UU.
Para mitigar los efectos medioambientales de estos productos puede optarse, cuando sea posible, por los inhaladores de polvo seco o de niebla suave. Estos dispositivos carecen de sistemas de entrega con propulsores y sus emisiones son insignificantes comparadas con los inhaladores de dosis medidas. Los inhaladores de polvo seco están disponibles en la mayoría de las clases terapéuticas; sin embargo, no son adecuados para niños pequeños y adultos frágiles que carecen de suficiente fuerza inspiratoria. Los inhaladores de niebla suave, son efectivos para una amplia gama de pacientes, pero su disponibilidad de limita a unos pocos fármacos. La experiencia clínica con estos inhaladores, en países como Suecia, Dinamarca y Japón, arroja resultados similares a los de Estados Unidos.
Otra estrategia es basarse en las pruebas de funcionamiento pulmonar para prescribir con mayor precisión y, si fuera necesario usar inhaladores de dosis medidas, optar por envases de menor peso y con HFA-134 en lugar de HFA-227.
Políticas de salud
Los autores mencionan que los sistemas de salud con frecuencia “orientan” la elección de los pacientes oponiendo obstáculos económicos al uso de un inhalador “más ecológico”. Por otra parte, las pautas de tratamiento del asma recomiendan el uso a demanda de una combinación de un corticoide inhalado más beta-agonista de acción rápida y efecto prolongado y; si bien en Europa están disponibles las versiones en polvo seco sólo se comercializan los dispositivos de dosis medidas usados en Estados Unidos.
Otra dificultad para su uso podría deberse a que varios inhaladores de polvo seco fueron desarrollados, en parte, por una empresa posteriormente adquirida por la tabacalera Phillip Morris International. La American Thoracic Society y la
European Respiratory Society, se opusieron a esta estrategia comercial y, como resultado, de las diez marcas de inhaladores más vendidas en 2023 en EE. UU. sólo cuatro estuvieron vinculadas a sus inhaladores de polvo seco.
Varios fabricantes están desarrollando inhaladores de dosis medida bajos en carbono para reemplazar las versiones con HFA. Pero las patentes y los monopolios podrían aumentar los costos de bolsillo obligando a pacientes y médicos a elegir entre inhaladores amigables para el medioambiente pero costosos y otros más económicos con impacto medioambiental negativo.
Ambas elecciones podrían disminuir la adherencia al tratamiento.
¿Cómo pueden los médicos conciliar estas demandas?
Los médicos seguirán enfrentando un dilema al prescribir inhaladores, al verse obligados a elegir entre terapias que beneficien económicamente al individuo o aquellas con menor impacto en el calentamiento global.
Los autores reclaman por la inclusión de los inhaladores de polvo seco o de niebla suave en las listas de fármacos cubiertos por los sistemas de salud. En Estados Unidos están disponibles algunos inhaladores genéricos de polvo seco, sin vínculos con la industria tabacalera.
Asimismo, consideran que los gobiernos deberían proporcionar incentivos para el desarrollo de nuevos dispositivos de bajo costo, de polvo seco o de niebla suave, y de dosis medidas bajas en carbono.
Concluyen los autores que solo una reforma estructural puede garantizar que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas puedan acceder a un tratamiento seguro, eficaz, sostenible y asequible que minimice las consecuencias del cambio climático para salud humana.
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