Contaminación doméstica

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El humo de estufas y cocinas exponen, en particular las mujeres y los niños,  a los riesgos de contaminación ambiental doméstica, y ello ocurre en todos países de todo el mundo. En millones de hogares aún se cocina y calientan los  hogares usando combustibles sólidos (madera, residuos de cosecha, carbón de leña, o estiércol animal) abiertamente en  fogatas chimeneas y estufas con escapes defectuosos y mala ventilación hacia el exterior. De este modo las pequeñas partículas de hollín se acumulan excediendo el rango de tolerancia diaria. De hecho en los hogares mal ventilados el humo interior puede ser hasta cien veces superior a los niveles aceptables para este tipo de partículas.

 

También estas emisiones contribuyen a la contaminación atmosférica poniendo en riesgo a otro medio millar de personas. La Organización Mundial de la salud (OMS) señala que la contaminación del aire es un factor de riesgo independiente para bajo peso al nacer y neumonía en la niñez, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cataratas, enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.

 

Las personas más afectadas suelen ser aquellas que viven en condiciones de extrema pobreza, aunque también se ven comprometidos quienes habitan en zonas rurales y tienen con bajos ingresos.

 

Cambiar el combustible de las cocinas reduciría el humo en el ambiente donde se cocina en, aproximadamente, un 90% a la vez que disminuiría el consumo de madera y las enfermedades relacionadas. Sin embargo, la electricidad y el gas no son accesibles en todos los lugares. Se esta trabajando para alertar a los estados de la importancia de estos riesgo para lograr que, en el año 2020, todos los hogares tengan cocinas sin humo.