Cardiopatía isquémica

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La cardiopatía isquémica, enfermedad cardiovascular o síndrome coronario agudo comprenden el infarto de miocardio y la angina de pecho.

En una elevada proporción de pacientes con EPOC la causa de muerte es la enfermedad cardiovascular, fundamentalmente la cardiopatía isquémica. La asociación entre EPOC y enfermedad cardiovascular no es casual, existen varios factores que sustentan este vínculo.

 

El  tabaquismo y la edad, son factores de riesgo comunes a ambas entidades. La inflamación sistémica y el estrés oxidativo (producción de radicales libres) son característicos de la patogenia de la EPOC y el proceso de ateroesclerosis
La escasa actividad física, obesidad, diabetes e hipertensión arterial tienen una prevalencia  elevada en pacientes con EPOC y aumentan el riesgo cardiovascular.

A su vez existe una asociación de riesgo bidireccional entre ambas. Un evento de isquemia cardiaca en un paciente con EPOC aumenta el riesgo de mortalidad. En pacientes con EPOC, independientemente de su gravedad, entre un 20 y 25% de los fallecimientos se deben a afecciones coronarias. Asimismo, una EPOC moderada o grave aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica entre dos y tres veces.

La disnea es un síntoma compartido por ambas enfermedades y, dada la gravedad y expresión aguda de la enfermedad cardiovascular, en ocasiones no se tiene en cuenta y no se investiga la existencia de una obstrucción al flujo aéreo.


  Enfermedad vascular periférica 

La enfermedad vascular periférica se define como el daño u obstrucción de las arterias y venas más alejadas del corazón (en general de los miembros superiores e inferiores). La enfermedad vascular periférica se manifiesta por la formación de coágulos o trombos, inflamación, estrechamiento y obstrucción de los vasos sanguíneos.

En el caso de la enfermedad arterial periférica, su asociación con la EPOC se relacionaría principalmente con los factores de riesgo de ateroesclerosis (tabaco, inflamación, estrés oxidativo).  La obstrucción de las arterias periféricas es más frecuente en los miembros inferiores y se manifiesta por dolor en las pantorrillas más o menos intenso según la gravedad de la obstrucción; en ocasiones los dedos de los pies se adquieren tonalidad azulada y disminuye su temperatura. La obstrucción arterial crónica puede producir dolor en las piernas al caminar lo que se denomina “claudicación intermitente” o síndrome del “mirador de vidrieras” ya que el paciente se detiene cada pocos pasos para aliviar su dolor.

En pacientes con enfermedad venosa periférica se asocia a flebitis, trombosis venosa y tromboembolismo pulmonar (TEP), este riesgo aumenta debido, en parte, a la escasa actividad física. La EPOC en estadios avanzados, en particular cuando se asocia a otras afecciones vasculares es un factor de riesgo para desarrollar trombosis venosa profunda, con o sin  TEP. El 25% de los pacientes con exacerbación de su EPOC se encuentra en riesgo de desarrollar un evento de TEP. Estos pacientes toleran mal el evento trombótico pero, además, el TEP puede pasar desapercibido por una agudización de los síntomas de EPOC y ello aumenta el riesgo de mortalidad en los meses subsiguientes. Suelen ser manifestaciones de TEP el dolor torácico y el síncope

  Enfermedad cerebrovascular 

Existe una relación entre el deterioro de la función pulmonar asociado a EPOC y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. También en esta relación juega un papel fundamental la ateroesclerosis ya que se ha detectado una correlación entre la gravedad de la EPOC y la magnitud de la ateroesclerosis de las arterias carótidas, responsables de irrigar el cerebro. El riesgo de una isquemia cerebral aumenta particularmente en el primer mes posterior a un episodio de exacerbación de EPOC.